miércoles, 20 de mayo de 2015

# 140 DE CÓMO NO PENSARTE

Nayelhi Ramona

Mantener la mente ocupada en personalizar los íconos de tu teléfono, descargar libros con títulos bizarros que tal vez jamás vas a leer, visitar casas hogar para gatos, comprar hierbas de olor y verdura para quince días, sentir la noche como parte del cambio, inventar una letra para 9 Bit Blues de Kid Koala, llegar a casa e inventar tu cena, acostarte en la posición habitual (sobre el tubo de fierro que presiona el cerebelo, con la pierna derecha montada sobre la izquierda), cargar tu foto del día, pensar en lo sabroso que te quedó el platillo inventado para cenar, bajar la mirada hacia tu mano izquierda y ver una mancha marrón, pensar en qué demonios sucede, rascar un poco mientras se desprende el pellejo, notar por primera vez en tu vida que mudas de piel, como las serpientes, pensar que en tu siguiente reencarnación no podrías hacerlo en forma de víbora, imaginar cómo sobreviven los reptiles y ver que ahora piensas en cocodrilos, abrir los ojos pues te dormiste en segundos con My Heart de Flamingo a fondo, ver el reloj y lamentarte como cada día y a la misma hora el por qué las horas no rinden, recordar que es tarde y en un rato sonará la alarma, bostezar seguido seis veces, regañar a tus dedos porque si continúan escribiendo lo que piensas en este mismo momento darían las 5:30 a.m. y vivirías odiando tu existencia por los siguientes seis años, los próximos seis meses, las tan cercanas seis horas.

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