No tengo idea, he pensado en volver al antiguo corredor pero está muy sucio, he pasado por ahí pero siguen sin podar el césped.
No, no.
Recuerdo que había goteras, cada noche caía gota a gota sobre mi cabeza, sufría de insomnio. Se hacía más grave.
Me han dicho que camine por aquél sendero pero pocos saben que conduce a un laberinto. Qué flojera elegir un camino. Sería más fácil hacer uso de los poderes de la numerología para saber mi futuro pero los números no cuadran.
Espejito, espejito, bola de cristal, las sobras del café en la taza, las líneas de mis manos, la predicción es la misma.
Me encuentro en el mismo sitio con las mismas historias, los mismos pretextos; las raíces de mis pies no me permiten avanzar.
Alguna vez leí un texto de algún autor de algún best - seller: "el reemplazo y abandono son dos de mis grandes miedos". Los míos son claros. Tengo miedo a sentir miedo. Estoy jodida.
Me encuentro al frente, tengo dos caminos y tres opciones: a) cojo mi maleta y me pierdo por alguna vereda, b) me quedo estática en el medio hasta que el pasto crezca o c) regreso al bosque por donde llegué. Creo tener una cuarta opción pero no me convence.
Mis pensamientos se contradicen dentro de mi cabeza, todos al mismo tiempo y duelen, unos más que otros, siento el espasmo, la duda, el conflicto, la muerte.
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