jueves, 30 de abril de 2015
# 120 LO QUE PASÓ
La noche, el silencio y sobre todo la angustia de sentir la ausencia atravesada en la garganta como un objeto punzocortante.
No comprendía la necesidad de estar pendiente a cada hora de su voz, la telaraña que conjugaba pensamientos y deseos.
Alguien la dejó allí, no recuerdo por dónde vino. Alguien la dejó allí y no pasé de largo, me detuve por la eternidad de amaneceres y sombras, desde entonces quedamos paralizadas una frente a la otra.
Llevaba la cuenta de las horas y segundos que pasé sin verla. Por la mañana desgajaron mis recuerdos, como cuando desprendes con enojo los pétalos de las rosas y entierras las espinas, pero no duele.
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