A dos días del temblor |
Mientras queden ganas de observar seguiré esperando.
Aunque escupas en mi cara, no sabes lo mal que me resulta ésto.
Tengo ganas de odiarte y no puedo porque a la única que odio es a mí al ver que sigo anclada en este puerto. Tu puerto.
Algún día me valdrás pito, hoy no.
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