domingo, 22 de marzo de 2015
# 81 LIBRE
Algunos venden su sangre.
Tú vendes el corazón.
La otra opción era vender el alma.
Las despedidas son breves silencios donde huyes sin saber por qué.
Corres como animal enjaulado que ha sido liberado en la pradera, como perro recién atropellado en busca de calma.
Huyes porque pocos/nadie entienden tu forma de llevar la vida. Porque nadie es libre, y en la pequeña muestra de libertad la gente asume que ha perdido todo.
Nada te pertenece, ni el aire que ahora inhalas.
No fui tuya ni tú de mí.
No pertenezco a nadie.
Soy libre, mañana posaré en otra selva y tú serás olvido.
Mi canto es un canto nocturno, hay poca gente despierta.
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