¿Algún día purificaré mi hogar?
Me pregunté con el vestido mojado, ojeras profundas y la decepción reflejada en mi llanto.
Fue un lunes, lo recuerdo. Mi estómago vacío y mi boca sabor amargo; un cigarrillo tras otro, la misma canción simbólica de dos amantes cercenados.
Desesperación, ansiedad y tormento.
Tes sensaciones alienadas directo al pecho.
Rota.
Nadie sabe, pues no existe razón para contarlo, que todas las noches intento acomodar el desorden de aquella tarde.
Dentro de mi basura existe un orden, intento.
Aún no encuentro piezas que extravié aquél día. Revisé bajo la cama, la mesa, el buró. No encuentro nada. Tan sólo hay migas de la cena anterior, comida, merienda, colación.
Nada me llena.
Tú que estás leyendo: esto no es una carta de amor u odio. Esto no es una carta. Esto no es nada.
Recordar por fecha y de manera detallada ayuda a borrar.
La goma es la palabra
El sacapuntas la ilusión
El grafito al sexo
¿Conoces la soledad?
A mí me conquistó.
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